Barcelona lleva el legado de Gaudí en su arquitectura y recibe millones de turistas anualmente en busca de las obras maestras del arquitecto modernista que combinó los detalles naturalistas con una influencia oriental y gótica y supo crear un lenguaje arquitectónico propio, mismo que aún hoy impresiona al mundo. Descubre las obras más impresionantes de Antoni Gaudí y cuáles son los elementos que aportó su genio creativo en cada una de ellas:
Casa Vicens
Iniciada en 1883, se trata de una de las primeras obras comisionadas de Gaudí. El comerciante Manuel Vicens recurrió al arquitecto catalán para diseñar una casa de verano con jardín en Gracia, el que entonces aún era un barrio fuera de la mancha urbana de Barcelona.
Con un estilo árabe con fuertes i nfluencias del mudéjar, Gaudí diseñó una casa con cuatro plantas y un subterráneo, cuya característica más evidente es la colorida mampostería con azulejo utilizada en las paredes, entonces convertidas en un elemento decorativo más.
La Casa Vicens significó un parteaguas en el estilo de Gaudí: si bien su lenguaje arquitectónico aún no poseía la maduración de sus obras finales, esta construcción marcó la fusión entre arquitectura, artes plásticas y decorativas que mantuvo el resto de su obra en lo sucesivo.
Villa Quijano (El Capricho)
Construida en Cantabria en 1884, la finca de El Capricho continuó con el estilo de la Casa Vicens y combinó elementos de la arquitectura medieval española con las influencias orientales del catalán.
Con un techo de dos aguas y una torre que domina la construcción, este proyecto integral contempló los enormes jardines, un invernadero y distintos sitios de descanso y esparcimiento que se adaptaran a las aficiones y necesidades de su propietario, Máximo Díaz de Quijano, mientras que cada detalle de la Villa fue diseñado por Gaudí.
En la fachada principal, los azulejos verdes con girasoles de Casa Vicens aparecen por segunda ocasión acompañados de sillares de color ocre de materiales locales. La herrería adquiere más protagonismo y es primordial en balcones, barandales y los detalles decorativos de la torre cubierta de cerámica.
Palacio Güell
Iniciada en 1886, la construcción del Palacio Güell significó punto de inflexión y fama para el genio catalán. Con un presupuesto casi ilimitado gracias a Eusebi Güell (su principal mecenas) , un Gaudí en camino a la maduración diseñó con total libertad creativa el edificio que lo catapultó a la fama y habría de servir como inspiración para sus proyectos posteriores.
El edificio cuenta con cuatro plantas, un sótano y una azotea intervenida en cada detalle, una marca distintiva en sus próximas obras. Los arcos parabólicos en la entrada también se consolidan como un elemento icónico de su arquitectura, mientras que los elementos naturalistas como acabados florales al interior del edificio y un domo que simula una noche estrellada expresan los primeros rasgos de un lenguaje en construcción.
Después de utilizarlo en los Pabellones Güell por primera vez, en esta obra apareció uno de los elementos más populares de Gaudí: el trencadís, la unión de desechos de cerámica en una masa para crear un mosaico. Las chimeneas decoradas cuidadosamente con esta técnica no sólo cumplen un papel ornamental, también funcionaron como ductos de ventilación.
Casa Batlló
El proyecto para remodelar completamente un edificio construido en 1875 llegó a las manos de Gaudí en 1904 y dos años más tarde, el edificio de ocho plantas se convirtió en la fachada más orgánica de Gaudí y su paso decisivo al naturalismo que practicó hasta el final de su vida.
Los balcones con forma de conchas marinas y columnas que simulan formas óseas saltan a la vista, mientras que el resto de la fachada posee un acabado multicolor gracias al uso del trencadís. Los vitrales de las plantas más bajas están llenos de color, mientras que al interior la experiencia no es menor: techos degradados que recrean ambientes naturales, espacios policromáticos que evaden esquinas y ángulos rectos provocan una sensación de continuidad deseada por el arquitecto a partir de su inspiración en las formas orgánicas.
En la azotea, un conjunto de piezas de mosaico de tonalidades azules y rosas se levantan convergiendo en el punto más alto, simulando la columna vertebral de un dragón. Una torre cilíndrica con la famosa cruz de cuatro brazos del arquitecto remata la fachada, mientras que el resto de la azotea las chimeneas y cisternas están tapizadas de trencadís con diseños únicos.
Casa Milá
Con 8 plantas y 33 balcones cuya herrería emula vegetación terrestre y marina, la Casa Milá es muestra de la maduración del lenguaje arquitectónico de Gaudí y uno de los monumentos más visitados en toda España.
Construida en 1906 durante seis años, las soluciones funcionales ( con un mayor peso para Gaudí que las decorativas) crean un sinfín de detalles al interior de la casa con motivos naturales de toda índole, mientras que la luz y ventilación está planificadas tanto en habitaciones como en las tres fachadas para crear la apariencia de un todo vivo y en armonía.
La azotea con desniveles y donde las formas de chimeneas y ductos de ventilación cubiertos con la técnica del trencadís o restos de botellas de champaña crean un auténtico j ardín escultórico visible desde el Paseo de Gracia y uno de los mejores ejemplos de la arquitectura gaudiana.
Park Güell
En 1900, Gaudí volvió a trabajar bajo encargo de Eusebi Güell, esta vez en la construcción de un proyecto residencial pensado para acoger a familias acomodadas lejos del bullicio del centro de la ciudad.
Con el paso del tiempo, el proyecto urbanístico del catalán se convirtió en el parque público más famoso y visitado de Barcelona. El Park Güell cuenta con viaductos y un templo dórico sobre el que se levanta la plaza, además de una zona que en los planos originales concibieron una capilla.
Un par de pabellones flanquean la entrada a este espacio meticulosamente planificado por Gaudí, donde el trencadís encuentra su máxima expresión en el dragón que da la bienvenida al lugar y las bancas ondulatorias que apuntan hacia el Mediterráneo desde la plaza pública.
La Sagrada Familia
La obra cumbre de Gaudí cuyo proyecto le otorgó fama internacional es visible casi desde cualquier punto de la Ciudad Condal. Con apenas 31 años, Gaudí tomó este proyecto sin rumbo y trabajó en el los siguientes 43 hasta el día de su muerte, dedicándole sus últimos 15 años de vida exclusivamente al templo que podría terminar de construirse en 2026.
La magnificencia de la Sagrada Familia, los cientos de detalles que atesora en sus fachadas, la distribución interior con la intención de mejorar la acústica y renovar un canon del calibre de una iglesia a partir de su vasta concepción del modernismo, hacen de este templo una obra maestra en la historia de la arquitectura.
Proyectada originalmente con 18 torres, cuyo punto más alto alcanzará los 172.5 metros de altura con los coloridos pináculos una vez que esté terminada, La Sagrada Familia se convirtió en el reflejo de la síntesis creativa y la madurez arquitectónica de Gaudí, que trabajó en el taller del edificio hasta el último día de su vida y puso en práctica las soluciones estructurales y el resto de estilos que cultivó durante su carrera.
¡Suscríbete a nuestro newsletter! Recibe en tu correo las últimas noticias de diseño, arquitectura, arte, cultura y viajes